[okfn-ar] 80% de la data de LATAM pasa por US

Sebastian Nader nadersebastian at gmail.com
Thu Jul 25 17:24:42 UTC 2013


Control y nuevas tecnologías:
*Snowden y el anillo óptico. *
Por Federico Vázquez

La supuesta “era de la información” no es más que la reafirmación de la
situación de control y dominación que ejerce quien tiene la potestad,
material, de concentrar la circulación y almacenamiento de la información.
Y es Estados Unidos el país que ocupa ese rol. En América Latina, el
diagnóstico de esa situación es preciso, aunque todavía falten avances
efectivos.

Parece que el ex espía de la CIA, Edward Snowden, dejará de ambular por los
pasillos del aeropuerto de Moscú, y permiso del gobierno del Putin
mediante, pisará finalmente tierra rusa. Más allá del destino de Snowden,
lo más relevante ya ocurrió: ahora sabemos que el gobierno norteamericano
tiene un programa (conocido por sus siglas, PRISM) que le permite
interceptar mails, archivos digitales, cuentas de redes sociales, chats,
etc, de ciudadanos de todo el mundo. Básicamente, a través de la
información que le suministran las principales empresas que operan en
Internet (Microsoft, Google, Apple, Facebook, etc).

La noticia repercutió en la región cuando los gobiernos sudamericanos
advirtieron que sus dirigentes y funcionarios también eran parte del
listado de espiados por las agencias de seguridad de EEUU.

Vuelve relevante preguntarse, ya no en modo de
usuario-individual-globalizado, sino como parte de una ciudadanía política
regional, en qué situación de dependencia informática se encuentra América
latina, cuando la estructura de comunicación más importante de nuestra
época puede ser monitoreada por un manojo de burócratas de mediano rango.

"La circulación y almacenamiento de la información que pasa por Internet
está en las mismas manos que la mayoría de las cosas que importan a la hora
de definir el rumbo internacional (las armas, los dólares, la tecnología,
etc)."


Primero una constatación. La “era de la información”, para desengaño de los
posmodernistas y de la propia filosofía virtual ligada a Internet, reafirma
la idea de un mundo donde el poder está, sorprendentemente, hiper
localizado. Y al viejo estilo: concentrado en algunas pocas naciones, en
detrimento del resto.

En los últimos tiempos, Internet, con su espejo de horizontalidad y
aparente libertad sin límites, terminó siendo la plataforma de escándalos
internacionales que vienen a mostrar que el mundo, para bien y para mal,
sigue funcionando con una lógica no tan distinta a la del siglo pasado.

Si Wiikileaks muestra que una fisura en la seguridad de la diplomacia
norteamericana puede terminar con millones de cables secretos desparramados
en las redacciones de cualquier diario del mundo, el caso Snowden plantea
el reverso de ese escenario: la circulación y almacenamiento de la
información que pasa por Internet está en las mismas manos que la mayoría
de las cosas que importan a la hora de definir el rumbo internacional (las
armas, los dólares, la tecnología, etc). Y ese dominio del ciber espacio es
usado por EEUU para, obviamente, aumentar el control sobre lo que piensan y
dicen la personas influyentes, sin reparar si son políticos sudamericanos,
empresarios chinos o cualquier otra especie humana potencialmente relevante
para la “seguridad norteamericana”.

Hasta ahora, en parte porque la comprensión del “mundo virtual” está
demasiado tamizada por por la experiencia individual, los “miedos” se
concentran en el uso de la información que pueden hacer unas pocas empresas
(norteamericanas) de Internet. Es decir, una serie de plataformas,
programas, y servicios de comunicación de los que no tenemos, como
ciudadanía, ninguna posibilidad de control.

Sin embargo, los problemas no terminan ahí, solo se vuelven visibles. Si
nuestra región, supongamos, tuviera su “propio” Google o Facebook, y esas
empresas se ajustaran a leyes locales, todavía ocurriría que al enviar un
mail a un amigo esa información, en casi todos los casos, pasará primero
por EEUU antes de llegar a su bandeja de entrada.

Esa extrañeza tiene que ver con que Internet, a pesar de su “virtualidad”
existe y funciona porque tiene su “materialidad”. Cientos de miles de
kilómetros de cables, en su inmensa mayoría subacuáticos, conectan a los
cinco continentes. Una trama de fibra óptica obliga a que la información,
lejos de estar en la horizontal y democrática “nube”, pase por algunas
fronteras bien precisas y permita así, que algunos países sean en los
hechos los dueños del caudal informativo y tengan en su poder la llave para
desconectar y conectar al resto.

El caso de América latina es particularmente claro: el 80% de su tráfico
internacional pasa por Estados Unidos. Cualquier información del mundo que
llegue a nuestro continente, hace una parada previa por las redes
norteamericanas. Y lo mismo su salida.

Al menos desde 2011, el gobierno de Brasil tiene una lectura categórica
sobre cómo funciona Internet. A través del portavoz del ministerio de
Relaciones Exteriores decía: "hoy en día, la gestión de flujos de
información está muy concentrada. No es inclusiva, no es segura, no es
justa, ni es deseable. La idea es agregar nuevos actores, ya que el manejo
de Internet está hoy en manos del gobierno norteamericano".

Y para eso, como para casi todo, lo primero es construir una
infraestructura propia. En ese sentido, toma relevancia el proyecto de la
Unasur de crear un tendido propio que arme un anillo de fibra óptica,
rodeando la geografía de América del Sur. 10.000 kilómetros de tendido de
cables por debajo del océano se calcula que necesita la región para estar
interconectada por su propios medios. Ese tendido ya fue aprobado como
parte del programa de inversiones estratégicas de Unasur, en una reunión
que se llevó a cabo en Asunción en marzo de 2012 y se espera que en dos
años esté lista.

Muchas veces se trata de conectar los sistemas nacionales. El 18 de junio
pasado, los gobiernos de Brasil y Uruguay anunciaron la primera
interconexión de sus redes de fibra óptica, a través de las empresas
públicas respectivas, Telebrás y Antel. Hace unas semanas, Bolivia informó
oficialmente que también será parte del anillo de fibra óptica
sudamericano. Tratándose de un país sin salida al mar, el interés pone de
manifiesto el segundo objetivo del anillo. Un sistema de interconexión
propio permitirá la conectividad de las zonas interiores del continente, a
precios más razonables y mayor velocidad que en la actualidad. Hoy, los
costos de tener internet para algunos países y regiones bajo el esquema de
“dependencia” norteamericana, resultan en comparación cuatro veces más caro
que, por ejemplo, el continente europeo.

FInalmente, aún resolviendo la cuestión de la infraestructura, el avance
para generar algún tipo de soberanía informática deberá contemplar el
desarrollo de software propios o, por lo menos, la masificación del uso de
tecnología libre, escapando de la lógica de las patentes y licencias
privadas.

"Los 'escándalos' informáticos que asomaron en lo que va del siglo XXI
están dando señales que parte de la disputa por la forma que tendrá el
mundo que viene está ligada al control político de esta tecnología."


Como pasos aún iniciales, se destacan los avances en Brasil y Venezuela,
donde los gobiernos nacionales crearon normas y disposiciones para comenzar
la migración de la administración pública de los sistemas de patentes hacia
los software libres. En Brasil se hicieron avances parciales en algunos
ministerios y estados municipales. El 26 de junio pasado Caracas fue la
sede del IX Congreso de Software Libre, auspiciado por el gobierno y que
busca dar impulso a un cambio tecnológico en todas las instancias públicas
que, a esta altura de la masificación del uso de las tecnologías digitales
es, también, un cambio cultural.

En un contexto donde el ímpetu de la integración regional parece, por lo
menos, haber entrado en pausa, el éxito en la construcción del anillo de
fibra óptica puede volverse un signo para su relanzamiento. Más aún porque
está vinculado con un área donde la integración tuvo todavía mucha más
poesía que realizaciones palpables, como es la infraestructura.

Los “escándalos” informáticos que asomaron en lo que va del siglo XXI están
dando señales que parte de la disputa por la forma que tendrá el mundo que
viene está ligada al control político de esta tecnología. Como en otras
tantas áreas, por ahora nuestra región tuvo más éxito en mostrar una
intención de cambiar el rumbo que en mostrar resultados concretos de esa
voluntad. Como el pobre Edward Snowden, vive en un limbo con la promesa
diaria de llegar a destino.

Fuente:
http://www.telam.com.ar/notas/201307/26211-snowden-y-el-anillo-optico.html

-- 
Sebastián Nader
☎ +549.11.34842020
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